A través del bosque. (Los Receptores III)

—Sígueme, te están esperando —me dice Lorena. No me puedo creer que sea ella, precisamente, la que ha venido a buscarme después de las clases.

No sé qué decir, así que obedezco dócilmente y resigo sus pasos, primero a través de las calles, después, a lo largo del bosque. Nadie se adentra tanto en el bosque como Lorena y yo lo estamos haciendo. Me pesa la mochila que cargo a la espalda, y de nuevo tengo la extraña sensación de encontrarme en un mundo que no me pertenece; en un lugar extraño en el que no acabo de encajar. El sol cae, y con él la luz que se filtra entre las hojas se vuelve tenue y difusa, y siento de alguna manera que los árboles me miran, silenciosos, juzgando mi aparición. La ausencia de sonido consigue inquietarme. No escucho el canto de las aves, ni el siseo de los roedores a través de la maleza. No oigo el crujir de las hojas bajo mis pies ni las ramas partirse. El silencio atora mis oídos sumiéndolos en una suerte de vacío del que no consigo abstraerme.

hand-2593743_960_720
créditos: hypnoart

Lorena se gira y me habla, pero no la escucho. La veo sonreír, y me pregunto si de algún modo todo esto es una broma de mal gusto y solo está intentando asustarme. Pero entonces, percibo una punzada en el corazón. Algo doloroso que me dobla por la mitad, asustándome por la ignorancia de su procedencia. No lo veo, ni mucho menos lo escucho, pero sé que está ahí. Se mueve a mi alrededor como un velo de seda que baila al viento y me acaricia la cara pretendiendo familiaridad. Pero no lo conozco, y no pretendo hacerlo. Lo veo introducirse en mi interior a través de los poros de la piel, que humean enojados. Y entonces no aguando más y comienzo a gritar. Corro despavorida haciendo aspavientos, tropezándome a cada paso, cayendo y volviendo a levantarme. Me siento zarandeada, empujada, pero no hay nadie a mi alrededor, solo la niebla, las hojas y el silencio. Es tan espantoso encontrarse atrapada en ese ataúd de cristal que me deja ver pero me aparta del mundo a la vez que no atino a encontrar el camino de vuelta.

—Alicia, vuelve —me ordena una voz que desconozco, y me doy cuenta de que no la estoy escuchando a través de mis oídos.

Cuando consigo volver, el tenebroso velo que amenazaba mi piel ha desaparecido y los sonidos propios del bosque regresan lentamente como un rumor que promete calma y sosiego. Estoy sudando, asustada y llena de cortes y no sé por qué.

—Aún no estás preparada para esto.

—¿Preparada para qué? —pregunto.

—Para ver el mundo del modo en el que realmente es.

Alzo la vista para ver a mi interlocutor y descubro a una mujer de mediana edad, que irradia una luz propia. Me tiende la mano para que ayudarme a incorporarme y yo no ofrezco resistencia.

—Bienvenida al círculo de los Receptores, Alicia.

 

2 comentarios en “A través del bosque. (Los Receptores III)

  1. Omg como se esta poniendo la historiaaaa! Me encanta como describes todo, en serio. Es espeluznante la intensidad de las sensaciones que nota Alicia al entrar en el bosque. Que horror tiene que ser sentir eso.

    Tengo ganas de seguir leyendo 😀

    Le gusta a 1 persona

Deja un comentario