Proceso creativo y área de trabajo.

¿Qué hay, mentes inquietas?

Hoy os traigo una entrada un poco especial ya que forma parte de una colaboración con el blog de Aura, en la que participan también Rolly Haatch y Sandra Adrián, y durante la cual pretendo explicaros un poco cuál es el proceso creativo que acostumbro a seguir para organizar una nueva novela. Asimismo, podréis descubrir cómo lo hacen Rolly y Sandra en sus respectivos canal y blog.

Bien, en mi caso, la creación de una novela requiere un tiempo de inspiración. Puede sonar a ñoñada, pero es cierto. Antes de escribir la primera frase, puedo tomarme unas semanas (o más) tan solo pensando en qué quiero escribir y cómo lo quiero hacer. Desde el tiempo verbal que quiero utilizar (presente o pasado), hasta la perspectiva como narradora. Una vez tengo clara la idea principal que conformará el eje de la novela, escribo un guión en el que soy capaz de redactar, capítulo a capítulo, lo que pretendo que suceda. Aunque es útil, rara vez le hago caso al cien por cien, porque siempre surgen ideas nuevas que alargan la historia y me veo obligada a redistribuir los capítulos. Pero la idea principal está esquematizada y eso me ayuda mucho.

También intento elaborar fichas de personajes. En ellas acostumbro a dibujarlos y a añadir datos de interés como su aspecto físico, personalidad o parentesco con otros personajes. Estas fichas no las hago de golpe sino que las voy rellenando a medida que avanza la novela. Son realmente útiles.

En cuanto al área de trabajo, pues he de decir que no tengo ninguna en concreto. Habitualmente me siento en el salón con el portátil y una taza de colacao (sí, colacao), pero si hace buen día tomo una libreta y salgo a escribir a la calle.

En fin, como ya sabéis cada uno tiene sus métodos y, por el momento, a mí este me funciona. Tal vez llegue el día en el que tenga que ser más exigente conmigo misma pero por el momento me alegro de poder disfrutar haciendo lo que me gusta, y de la forma que más me gusta.

Os dejo con un pequeño vídeo que he grabado para la ocasión. Y recordad, los libros no se leen, se viven. ¡Disfrutad la aventura!